Estación en Pruebas

Radio sí, pero también desde casa

Pinceladas

Ausencia

Antes de ayer mientras hacía el programa de radio tuve una ausencia, bueno la pude contener. Quien no sepa que es una ausencia se lo explico. Hay varios grados de epilepsia. El primero el que todos conocéis. Alguien se cae y comienza a convulsionar allá donde esté. Espasmos muy fuertes y espuma por la boca.

El segundo es la ausencia. Yo me quedo inconsciente dentro de mí, pero estoy consciente para todos los demás. Estudiaba lengua de signos e inglés pero en distintos lugares y no tenía nada que ver el uno con el otro. La profesora de inglés me mandó decir el alfabeto en alto y entonces yo empecé delante de mis compañeros a decir el alfabeto en inglés a la vez que utilizaba la lengua de signos. Cuando llegué a la “ñ” me descoloqué… La ñ no existe en inglés y entonces volví.

Mis compañeros y la profesora me miraban con extrañeza pero yo, ya consciente seguí el ejercicio habiendo descartado la ñ. No dije nada hasta el día siguiente que, sabiendo lo que había pasado y sin dar a entender que sabía lo que había pasado, le pregunté a mis compañeros

Ayer, ¿hice el alfabeto en lengua de signos? Ellos me dijeron que sí.

Luego me acerqué a mi profesora y le comenté lo que había pasado. Sabía desde el principio de curso que yo era epiléptico y que a veces tengo ausencias pero sino lo has visto nunca, la primera vez llama la atención.

Esto es como un ordenador de los años 80. Se iba la luz, el ordenador se reiniciaba después del apagón y la fecha y hora del ordenador era la fecha de fabricación del ordenador y las doce de la noche. Yo, salía con dolor de cabeza, no sabía qué hora era ni dónde estaba hasta que pasaban unos minutos y volvía a mí. Luego empecé a tenerlas más débiles. El miércoles entre canción y canción sentí todo el calor que siento subiéndome por mis piernas, acompañado de ganas de ir al baño, molestias en el resto del cuerpo y sudor fuerte, pero no llegué a quedarme inconsciente. Menos mal.

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Dieciocho años de radio, en una emisora libre. Siempre me dio igual tener o no oyentes, para mí, estar detrás de un micrófono fue y es un hobby. Tener algo que contar, escuchar y descubrir música. Me considero melómano desde los siete años. El cáncer me ha llevado de un estudio donde se fumaba a mi casa (una mesa de cuatro canales y un micrófono de 80 euros) y a seguir, proyecto nuevo pero con la esencia de lo anterior.

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